EL BATALLÓN QUE HACE FRENTE A LOS INCENDIOS GRANADA HOY
La rapidez y el trabajo en equipo son las
mejores armas del Plan Infoca para aplacar las llamas que se originan en
los montes En los últimos días se han apagado dos fuegos forestales en
Gualchos y Darro
Detrás de un incendio forestal hay muchos rostros. Está la cara
triste del que lo inicia, ya sea por negligencia o por la disparatada
idea de provocarlo intencionadamente, pues sólo en un 5% de los casos es
la naturaleza la que enciende la chispa del desastre. Una llama que
cuando prende con fuerza activa inmediatamente otros muchos semblantes,
los de los muchos héroes anónimos cuya labor es que el fuego no pase a
mayores y los daños sean mínimos. Pero en realidad todos esos
profesionales son conscientes de que la única manera de alcanzar el
éxito es a través del trabajo en equipo y apartando a un lado las
medallas individuales. Un batallón que tiene que conjuntarse sin que
existan fisuras para que el tiempo de respuesta sea lo más rápido
posible.
En el fondo el Plan Infoca no deja de ser un engranaje humano perfectamente engrasado que desde el 1 de junio hasta el 15 de octubre funciona a pleno rendimiento para salvaguardar las 500.000 hectáreas de montes granadinos. En concreto son 696 personas divididas en 36 retenes las que este dispositivo regional despliega en la provincia y que en los últimos días ya han puesto a prueba la eficacia del operativo en los incendios de Gualchos y Darro. "El andaluz es el tercer protocolo del mundo en importancia", explica el piloto de helicópteros Antonio Ortiz, que hace guardia varios días al mes en el Centro de Defensa Forestal (Cedefo) de La Resinera, en Arenas del Rey. Este profesional lleva más de treinta años ayudando a apagar fuegos por los aires de toda la Península Ibérica y reconoce que concretamente Granada es uno de los sitios con un mayor desarrollo en la lucha contra los incendios forestales. Principalmente, por su "orografía complicada" y su punto estratégico como centro de operaciones de la parte de Andalucía Oriental.
Aunque para llegar al punto en el que las alas del helicóptero empiezan a dar vueltas para elevar la aeronave tienen que haberse dado unos cuantos pasos previos. El primer paso es la voz de alerta. "Todo empieza en los puntos de vigilancia", afirma David Rodríguez, el director del Centro de Operación Provincial (COP). Los vigías apostados estratégicamente en las torres son los primeros en trasladar la información de un conato de incendio al resto de efectivos. Cuando comienza a 'volar' la noticia del fuego por los diferentes medios de comunicación, son agentes de Medio Ambiente y los técnicos de extinción los que asumen las labores de dirección del incendio y ponen en marcha toda la maquinaria anti-incendios.
Desde los medios terrestres a los medios aéreos pasando por los que se quedan en la sala de máquinas atentos a unas y otras informaciones, el operativo ha de funcionar como un reloj para que el incendio se quede en conato y no salga en los periódicos al día siguiente. Suena a tópico, pero no lo es: "Cualquier segundo cuenta, nuestra gran arma es la rapidez", resume el director provincial sobre cuál es la principal cualidad del Infoca. Aunque eso sí, el protocolo siempre funciona bajo la máxima de que lo que cuenta es la persona. "Por encima de toda la maquinaria, los medios aéreos, los 16 vehículos contra incendios y los dos camiones autobombas con las que contamos en La Resinera, lo que cuenta son las personas que trabajan en el incendio", enfatiza David Rodríguez.
Este modus operandi también se sigue a la hora de gestionar un incendio. Y es que aunque el Infoca nace para conservar los montes de las imprudencias del ser humano y de los peligros de la propia naturaleza, lo cierto es que siempre se prioriza el hecho de que puedan verse afectadas personas en el incendio. "Primero están las personas, luego los bienes inmuebles y materiales y ya a partir de ahí en lo que se piensa es en los montes" , expone el director del COP. En este sentido, otro de los puntos importantes del dispositivo es que los operarios no salgan dañados. "Esto es una piña, somos un equipo. Cuando te estás jugando la vida, imagínate que no te fías del compañero que tienes al lado", resalta uno de los efectivos del retén de Motril de servicio en La Resinera. Y aunque cada parte del equipo arrima el ascua a su departamento, los que están abajo aseguran que sin el trabajo a pie de monte no se puede hacer el de arriba, mientras que los pilotos inciden en lo "fundamental" del trabajo aéreo para despejar el grueso de las llamas. Pero, todos coinciden en que lo principal es que todas las piezas vayan en la misma dirección.
Para lograr ese objetivo es importante crear un entorno de trabajo agradable. Algo que se respira nada más llegar al Cedefo de la Resinera. Lo que en su día fue un poblado con su colegio y su capilla para acoger la fábrica Unión Resinera Española ahora es un punto estratégico del Infoca que aglutina las provincias de Granada y Málaga desde este idílico paraje en el Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Hay que tener en cuenta, que la campaña de máximo riesgo en la época estival es muy activa pero es un trabajo en el que se pasan más horas de vigilancia que en plena acción. Por tanto, hay que hacer tiempo y generar vínculos con los compañeros, ya sea jugando un partido al tenis de mesa, echando la sobremesa en el comedor o hablando en las áreas de descanso. "Aquí estamos tranquilos y relajados, pero cuando salta la alerta en menos de diez minutos ya está todo el dispositivo preparado", señala el piloto Antonio Ortiz.
Para alcanzar ese punto de tensión hacen falta meses de preparación. A fin de cuentas, todos se juegan la vida cuando el monte empieza a arder. Por eso, han de conocer cada milímetro de la geografía granadina para domar en la medida de lo posible al fuego. "Un incendio es como un ser humano", apunta uno de los operarios sobre la falta de control de la naturaleza y la cantidad de factores a los que se exponen en cada incendio forestal.
En el fondo el Plan Infoca no deja de ser un engranaje humano perfectamente engrasado que desde el 1 de junio hasta el 15 de octubre funciona a pleno rendimiento para salvaguardar las 500.000 hectáreas de montes granadinos. En concreto son 696 personas divididas en 36 retenes las que este dispositivo regional despliega en la provincia y que en los últimos días ya han puesto a prueba la eficacia del operativo en los incendios de Gualchos y Darro. "El andaluz es el tercer protocolo del mundo en importancia", explica el piloto de helicópteros Antonio Ortiz, que hace guardia varios días al mes en el Centro de Defensa Forestal (Cedefo) de La Resinera, en Arenas del Rey. Este profesional lleva más de treinta años ayudando a apagar fuegos por los aires de toda la Península Ibérica y reconoce que concretamente Granada es uno de los sitios con un mayor desarrollo en la lucha contra los incendios forestales. Principalmente, por su "orografía complicada" y su punto estratégico como centro de operaciones de la parte de Andalucía Oriental.
Aunque para llegar al punto en el que las alas del helicóptero empiezan a dar vueltas para elevar la aeronave tienen que haberse dado unos cuantos pasos previos. El primer paso es la voz de alerta. "Todo empieza en los puntos de vigilancia", afirma David Rodríguez, el director del Centro de Operación Provincial (COP). Los vigías apostados estratégicamente en las torres son los primeros en trasladar la información de un conato de incendio al resto de efectivos. Cuando comienza a 'volar' la noticia del fuego por los diferentes medios de comunicación, son agentes de Medio Ambiente y los técnicos de extinción los que asumen las labores de dirección del incendio y ponen en marcha toda la maquinaria anti-incendios.
Desde los medios terrestres a los medios aéreos pasando por los que se quedan en la sala de máquinas atentos a unas y otras informaciones, el operativo ha de funcionar como un reloj para que el incendio se quede en conato y no salga en los periódicos al día siguiente. Suena a tópico, pero no lo es: "Cualquier segundo cuenta, nuestra gran arma es la rapidez", resume el director provincial sobre cuál es la principal cualidad del Infoca. Aunque eso sí, el protocolo siempre funciona bajo la máxima de que lo que cuenta es la persona. "Por encima de toda la maquinaria, los medios aéreos, los 16 vehículos contra incendios y los dos camiones autobombas con las que contamos en La Resinera, lo que cuenta son las personas que trabajan en el incendio", enfatiza David Rodríguez.
Este modus operandi también se sigue a la hora de gestionar un incendio. Y es que aunque el Infoca nace para conservar los montes de las imprudencias del ser humano y de los peligros de la propia naturaleza, lo cierto es que siempre se prioriza el hecho de que puedan verse afectadas personas en el incendio. "Primero están las personas, luego los bienes inmuebles y materiales y ya a partir de ahí en lo que se piensa es en los montes" , expone el director del COP. En este sentido, otro de los puntos importantes del dispositivo es que los operarios no salgan dañados. "Esto es una piña, somos un equipo. Cuando te estás jugando la vida, imagínate que no te fías del compañero que tienes al lado", resalta uno de los efectivos del retén de Motril de servicio en La Resinera. Y aunque cada parte del equipo arrima el ascua a su departamento, los que están abajo aseguran que sin el trabajo a pie de monte no se puede hacer el de arriba, mientras que los pilotos inciden en lo "fundamental" del trabajo aéreo para despejar el grueso de las llamas. Pero, todos coinciden en que lo principal es que todas las piezas vayan en la misma dirección.
Para lograr ese objetivo es importante crear un entorno de trabajo agradable. Algo que se respira nada más llegar al Cedefo de la Resinera. Lo que en su día fue un poblado con su colegio y su capilla para acoger la fábrica Unión Resinera Española ahora es un punto estratégico del Infoca que aglutina las provincias de Granada y Málaga desde este idílico paraje en el Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama. Hay que tener en cuenta, que la campaña de máximo riesgo en la época estival es muy activa pero es un trabajo en el que se pasan más horas de vigilancia que en plena acción. Por tanto, hay que hacer tiempo y generar vínculos con los compañeros, ya sea jugando un partido al tenis de mesa, echando la sobremesa en el comedor o hablando en las áreas de descanso. "Aquí estamos tranquilos y relajados, pero cuando salta la alerta en menos de diez minutos ya está todo el dispositivo preparado", señala el piloto Antonio Ortiz.
Para alcanzar ese punto de tensión hacen falta meses de preparación. A fin de cuentas, todos se juegan la vida cuando el monte empieza a arder. Por eso, han de conocer cada milímetro de la geografía granadina para domar en la medida de lo posible al fuego. "Un incendio es como un ser humano", apunta uno de los operarios sobre la falta de control de la naturaleza y la cantidad de factores a los que se exponen en cada incendio forestal.
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