
        La discreción institucional con la candidatura del acelerador de
 partículas de Granada ha pasado a un segundo plano. Del secretismo, los
 organismos implicados han pasado a una 'disputa' en la que la Junta le 
pasa la pelota del liderazgo a Gobierno central y éste se la devuelve 
cual frontón. Una batalla política que, sin embargo, esconde una muy 
buena noticia para el avance de la propuesta. Y es que tanto el 
Ejecutivo autonómico como el nacional reconocen el interés por colaborar
 con esta infraestructura y limitan la discrepancia a una falta de 
comunicación a la hora de fijar la oferta económica. Asimismo, el 
Ayuntamiento y la Diputación de Granada también manifestaron un gran 
interés por atraer esta iniciativa.
Así, mientras el Ministerio de Economía y Competitividad 
mantiene que le envió un documento a la Junta para financiar al 80-20 la
 participación española, la Consejería de Economía y Conocimiento 
asegura que está a la espera de que "se aporten las explicaciones y 
detalles que estime convenientes" el Gobierno. En definitiva, la 
candidatura granadina para albergar el macroproyecto científico IFMIF 
para crear futuros reactores de fusión se encuentra en el punto de 
dirimir el convenio económico y asumir responsabilidades por todas las 
partes para que la oferta sea más atractiva que la de su rival Polonia. 
En principio, España tiene hasta junio para convencer al organismo 
europeo Fusion for Energy (F4E), que decidirá el país que se queda con 
la infraestructura. No obstante, si hay disponibilidad real la propuesta
 se podría demorar hasta otoño, cuando se inicie el próximo curso 
académico.
Por su parte, fuentes de la secretaría de Estado de 
Investigación, Desarrollo e Innovación explicaron que es la Junta la que
 "tiene la pelota en su tejado", ya que debe completar la propuesta 
remitida por el departamento que dirige Luis de Guindos y devolvérsela a
 éste para que se avance en la candidatura. En concreto, el Gobierno 
está dispuesto a asumir unos 120 millones de euros de los 300 que 
debería financiar la candidatura española.  De esta forma, el Estado 
costearía el 80% de la financiación que correspondería a las 
administraciones españolas y la Junta, el 20% restante. La inversión 
total del proyecto ha sido cuantificada en unos 600 millones de euros 
aunque esa cantidad variará en función de lo que aporten los socios 
internacionales. Además, desde  la Secretaría de Estado afearon la 
actitud del consejero Antonio Ramírez de Arellano por desviar la 
responsabilidad hacia el Gobierno. 
  La Junta no tardó en contestar al Ministerio para reiterar su 
apoyo a la candidatura, un asunto que, según matizó el Ejecutivo andaluz
  "es iniciativa y responsabilidad del Gobierno de España". Se trata de 
un "apoyo y disponibilidad" que viene "reiterándose" desde la Consejería
 de Economía y Conocimiento desde hace un año en las sucesivas reuniones
 mantenidas con la Secretaría de Estado e I+D. Según la Consejería, la 
última reunión entre ambas administraciones se produjo el pasado 26 de 
abril. Ahí se produjo la discordia, según la Junta, pues "la Secretaría 
de Estado planteó un escenario en el que el Gobierno no hacía ninguna 
aportación propia al proyecto, reclamándosela a la Junta de Andalucía. 
Es decir, Andalucía no podría usar sus propios Feder para la 
cofinanciación requerida".